07 marzo, 2015

"MARY y FELIPE" - HILDA R. TORRES y ROQUE ORLANDO MONTENEGRO



También mi recuerdo para "Vicente" el tupa, compañero uruguayo que aparece en un momento de este relato.

Comenzaba 1974 cuando empezaba a tomar forma organizativa en Tucumán y el NOA el frente “Proselitismo Militar”.

Anita (Adriana Spaccavento), nuestra responsable directa, llega un día a la casita prefabricada donde funcionábamos, con 3 nuevos compañeros, oriundos de Salta.  Dos cras. Mary y Graciela y un cro. Felipe.

Mary y Felipe eran pareja. Graciela estaba en el comienzo de un embarazo, y luego de pasar un par de meses con nosotros fue trasladada a otro frente/regional.

El equipo lo formé finalmente con Mary, Felipe y otra cra.

Hacia mediados de ese año, La gringa (Graciela Macrenzic) que no vivía en la casa, pasaría a ser nuestra responsable.

Recuerdo con particular intensidad el invierno de aquél año 1974. con noches muy frías y madrugadas extremamente heladas que nos encontraba a los  cuatro acurrucados, cubiertos hasta las orejas, como si fuéramos un solo cuerpo generando calor hasta dormirnos.

Toda nuestra vida era encarada bajo la actividad militante, así la concebíamos naturalmente. La preparación de la comida, las reuniones, las actividades, etc. todo. No concebíamos nada fuera de la militancia, no pensábamos que existiera esa posibilidad.  Esto se daba de manera natural, no era ni sonaba como algo impuesto o autoimpuesto, para nada.

La compañía de monte “Ramón Rosa Jiménez” había comenzado su accionar publicamente aquél año, por lo tanto nuestra actividad dirigida a la tropa, soldados y suboficialidad del “ejército contrarevolucionario” se tornaba cada día más intensa.  Acciones pequeñas de propaganda armada, eran una actividad regular, nuevos soldados contactos, etc. más nuestros trabajos personales, consumían jornada trás jornada.

Un día de agosto de ese año 74, llega a la casa, el tordo o el Amarillo, (los únicos cros de la dirección regional que veíamos) con un compañero al que debíamos alojar de manera super clandestina durante algunos días.

“Vicente” el seudónimo del compañero, que luego se fue mostrando muy abierto, para lo que eran las estrictas medidas de seguridad. Era uruguayo y tupamaro. Nosotros estábamos fascinados con el huésped que nos esperaba al final del día con alguna suculenta comida y largas horas de charlas y fundamentalmente de anécdotas, historias que Vicente nos contaba de la experiencia tupamara y hasta de la cárcel.

Así pasamos un par de semanas aproximadamente, hasta que llegó el momento de la partida de Vicente. Días más tarde llega la noticia del frustrado ataque al Regimiento 17 de Ingeniería Aerotransportada en Catamarca, y la masacre posterior a un grupo de compañeros.

Nos informan que Vicente había caido en uno de los combates relacionados con la acción. Nunca pude saber con exactitud el nombre legal de Vicente, ya que hubieron dos cros uruguayos tupas que caen en los hechos ligados a los combates de Catamarca.

Conservo el recuerdo de su imagen fortachona, morruda, y el inmenso cariño y calidez que nos transmitía con sus relatos, su humor, su generosidad e inmensa solidaridad.

Días de tristeza embargó a todos en la casa, por Vicente y los otros compañeros caidos y masacrados en “Capilla del Rosario”.

En la primavera de ese año, cambiamos de casa por razones operativas, y como yo era “legal” y trabajaba en el correo, alquilo con mi nombre.

Pocos meses después, por razones nunca esclarecidas, esa casa es allanada, siendo Mary y Felipe detenidos. Nada demasiado comprometedor es encontrado en la casa, y  los dos son liberados pocas semanas después. Mary entonces era menor de edad y me entero de los nombres legales de ambos porque la noticia de la caida de la casa sale en los diarios. Es entonces cuando yo paso a la clandestinidad.

Hacia comienzos de 1975 me envían a Bs.As. y allí me reencuentro con Mary y Felipe, que si bien continuábamos en el mismo frente de Proselitismo Militar, estábamos en zonas diferentes.

Ellos en zona norte del gran Bs.As. Igual nos encontrábamos para ciertas actividades que realizábamos en conjunto, como eran los encuentros nocturnos para entrenamiento e instrucción militar. Solía verlos en una casita en Williams C. Morris, en la zona norte del gran Buenos Aires, los últimos meses del citado año 1975.

Fue allí que tuvimos el que sería nuestro último encuentro, eran los días de Monte Chingolo, y repleta de felicidad Mary exhibía una prominente barriga de talvez unos 6-7meses de embarazo. Felices los dos me contaban del posible nombre del bebé. Recuerdo que Felipe me dice “Hilda Victoria”. Hilda por Hilda Guerrero de Molina (mártir de las luchas obreras tucumanas de principio de los 70). Aunque yo sabía que también era por Mary, aunque nada comenté ya que aparentemente ellos ignoraban que yo conocía sus nombres legales luego de la caída en Tucumán.

Varias décadas después, viviendo en Estocolmo, sería el año 2010 aproximadamente, acompaño por los medios de información argentinos, el caso de una nieta recuperada que tuvo mucha repercusión mediática, por la situación particular del militar que mata a sus padres, la roba y la cría en la mentira como si fuera hija propia.

Viendo una entrevista a esta jóven llamada Victoria Montenegro, grande es mi emoción y mi sorpresa, cuando ella nombra a sus padres: Hilda Ramona TORRES y Roque Orlando MONTENEGRO.



                  NIETOS -  VICTORIA MONTENEGRO - PARTE 1




                                 PARTE 2

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