07 marzo, 2015

GRACIELA DEL VALLE MACRENZIC "GRINGA" / "ESPERGESIA" de CESAR VALLEJO


Graciela del Valle Macrenzic -  "GRINGA"

En 1974 militaba en Proselitismmo Militar en la ciudad de Tucumán. Un día, en la primera mitad de ese año, llega a la casa donde funcionaba el equipo de P.M. un cro de la dirección regional que acostumbraba visitarnos de tanto en tanto. Como dependíamos de la dirección nacional, solo teníamos contacto con dos cros de la regional, el tordo (Osvaldo Debenedetti) y el "Amarillo", cuyo nombre legal desconozco.

Fue uno de estos dos cros que llega a la casa con una nueva cra, que nos presenta como la "Gringa" y pasaría a ser nuestra nueva responsable. Recuerdo que nos pidieron que cuidáramos mucho a la cra. que no se incorporaría a la vida de la casa, ya que convivía con su cro en otra casa, pero nos visitaba con frecuencia y rápidamente se generó un estrecho contacto entre ella y nosotros, que éramos 3-4 cros. La Gringa estaba embarazada, era visible su barriga, como también su procedencia cordobesa que el acento típico dejaba en clara y orgullosa evidencia.

En esos pocos meses, como decía, se formó un sólido vínculo, y a pesar que nos recomendaban que protegiéramos especialmente a la cra, para que no corriera riesgos innecesarios, ella prefería participar en la mayoría de las actividades junto a los cros del equipo.

La barriga que crecía no era obstáculo alguno, ni le impedía participar a nuestro lado, realizando "pintadas" en horas de la madrugada, volanteando por los alrededores de los cuarteles o dirigiendo las arengas "relámpago" (pero realizando previamente los chequeos necesarios que garantizaran al máximo nuestra seguridad) que hacíamos en colectivos repletos de colimbas que regresaban al cuartel a las 5 de la mañana luego del franco de fin de semana.

Hacia mediados de agosto de ese año 74 ocurren los hechos de Catamarca. La masacre de Capilla del Rosario, luego del frustrado intento de la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez, de copar el Regimiento 17 de Ingeniería Aerotransportada en Catamarca. Durante varios días no hay noticias concretas del destino de un grupo de cros que queda aislado en la zona desértica catamarqueña. En la ciudad de Tucumán corren rumores de lo que podría haber pasado.

Ya era conocido entre los militantes del P. que el "Negrito" Fernández, había participado de la acción y era uno de los cros de aquél grupo aislado, el más emblemático, por toda su historia y el afecto que despertaba en los cros.

Durante esos días de incertidumbre, me comenta un cro de otro frente que encuentro casualmente en la ciudad, que habían identificado al negrito como uno de los masacrados en Catamarca, por las ropas civil que vestía, color de pantalón, la camisa, etc.

Esa noche me encuentro en una plazoleta de la ciudad con la Gringa, en una cita rápida para coordinar tareas. Apenas nos encontramos, sentados en un banco, le comento la noticia que me habían transmitido. La Gringa me mira todo el tiempo y me pregunta detalles, los colores de la ropa, etc. Recuerdo aún hoy el celeste del pantalón pero no los detalles de la camisa, que entonces le comenté.

Sin apartar su mirada de mi y con un rostro y voz que iban siendo ganados por una profunda tristeza, dice: - "Si, eran esa las ropas que llevaba, yo se las había preparado la noche anterior a la partida. Era mi compañero." Obviamente yo ignoraba esta situación de pareja. Fue un shock para mí, al percibir el mayor aún que le acababa de causar. Todavía hoy me acompaña nítidamente esa escena en el banco de la plazita tucumana.

Luego nos vimos unas pocas veces más, 2 o 3. su embarazo avanzaba y calculo que entonces, fin de agosto, comienzo de septiembre del 74 , faltaba muy poco para que naciera el hijo del Negrito Fernández, quizá 1 mes, algo menos o algo más.

Hace algunos años leyendo el libro de Marta Diana "Mujeres guerrilleras", tomé conocimiento de parte de su destino, cuando el 21 de marzo de 1975, pocos meses después de abandonar la provincia de Tucumán, es secuestrada en Córdoba.


"ESPERGESIA" de César Vallejo




Espergesia

Yo nací un día que Dios estuvo enfermo.
Todos saben que vivo, que soy malo,
y no saben del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día que Dios estuvo enfermo.
Hay un vacío en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar;
el claustro de un silencio que habló a flor de fuego.
Yo nací un día que dios estuvo enfermo.
Hermano, escucha, escucha...Bueno.
Y que no me vaya sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.
Pues yo nací un día que Dios estuvo enfermo.
Todos saben que vivo, que mastico...
Y no saben porqué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de féretro, luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge preguntona del Desierto.
Todos saben... Y no saben que la luz es tísica,
y la Sombra gorda... Y no saben que el Misterio sintetiza...
que él es la joroba musical y triste que a distancia
denuncia el paso meridiano de las lindes a las Lindes.
Yo nací un día que Dios estuvo enfermo, grave.

César Vallejo.-

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