ADRIANA SPACCAVENTO "ANITA" / "HACIA EL SUR" de JUAN GELMAN

El estado de la militancia organizada del PRT-ERP finalizando el año 1976 era bastante caótico. Situación que comenzó a profundizarse meses antes, con la caída en combate de nuestro Comandante Mario R. Santucho y varios compañeros de la Dirección Histórica del Partido el 19 de julio en Villa Martelli.

Las caídas de compañeros, casas operativas, secuestros, allanamientos, aumentaban de manera aterradora. Algunos equipos y/o  casas intentaban continuar funcionando, aunque los desenganches eran frecuentes. Los suburbios de Bs As amanecían con cadáveres dinamitados y la paranoia era constante.  Para entonces teníamos certeza que el nivel de infiltración era importante.

Caminar por la ciudad, por la razón que fuera, era un ejercicio de máxima tensión. Además de los nefastos ford falcon verde, teníamos información que utilizaban todo tipo de vehículos para realizar los seguimientos, planificados y realizados de manera muy profesional, cambiando los autos cada 200-300 metros, etc.

La tensión viraba paranoia, ya que los seguimientos tenían por objetivo llegar a niveles superiores de la organización. Entonces uno podía estar siendo vigilado sin saberlo. Una guerra de nervios, y las noches eran la peor parte. Varias  veces ocurríó de estar desenganchado a causa de las caídas y sin lugar, durmiendo en trenes, etc.

Y cuando conseguía un lugar, era dificil conciliar el sueño. Ante cualquier ruido/movimiento extraño otra vez alerta al máximo,  porque era por las noches generalmente que las patotas salían a secuestrar, robar y matar.

Si por casualidad nos cruzábamos con algún cro/cra que habíamos conocido mucho o poco, en la mayoría de las veces no nos deteníamos, solo el intercambio de una mirada que por lo gral era muy expresiva,  o directamente evitarla, como tomando distancia lo que agigantaba las paranoias.

Fue en uno de esos días, fin del 76, comienzo del 77, no recuerdo con exactitud. Hacía calor, era verano. Caminaba por Av Corrientes desde Libertad hacia el obelisco por la acera del lado derecho de la avenida. Atento a miradas, gente, a posibles seguimientos y/o la aparición de probables agentes de los servicios, cuando me faltaban 15 o 20 metros para llegar a Cerrito y comenzar a cruzar la 9 de julio.

En ese instante miro hacia mi izquierda y del  otro lado de la avenida Corrientes, caminando por Cerrito en mi dirección y comenzando a cruzar Corrientes, Ana que encuentra mi mirada en ese exacto segundo. A partir de ahí todo sucedió como en un acuerdo ficticio. Con fingida indiferencia, la gestualidad y talvez los movimientos corporales de uno iban dando "letra" al otro y viceversa.

Más lento esos metros finales para dar tiempo a que Ana llegara cerca y comenzar a cruzar la 9 de Julio. El semáforo me ayuda cambiando a rojo y cuando miro de soslayo a mi izquierda estaba Ana a medio metro. Confundiéndonos en esa pequeña muchedumbre que se amontona a las 2-3 de la tarde de un día laboral en esa zona del microcentro porteño, y entre bocinas y ruidos de autos y colectivos, tuvimos un diálogo con las palabras exactas y necesarias donde un toque importante de desesperación se hacía evidente en nuestros tonos. Estás enganchado? pregunta, a lo que respondo balanceando aquellas carteritas que por entonces usábamos los hombres tratando de significar un no. Ya estábamos en el primer tramo de la Av. 9 de Julio llegando a la plaza de la República, donde está el obelisco. Sin detenernos, continuamos sin mirarnos cara a cara.

Le pregunto si tenía alguna posibilidad de conseguir un documento, que reemplaze el actual que tenía algunas deficiencias que en ese momento era cuestión de vida o muerte.

No puede, me sugiere/pregunta si no había pensado visitar un antiguo buzón* (para tratar de engancharnos) que yo conocía en la época que ella era mi responsable en Buenos Aires, 1-2 años antes. Inmediatamente desiste ya que habría que hacer un control de seguridad, para saber si el buzón todavía existía, si había caido, o si los cros ya no vivían más allí. Demasiado riesgo para uno solo.

*Así llamábamos al espacio donde se entregaba la prensa para un frente, o zona, etc. Por lo gral eran casas de cros simpatizantes, que se comprometían colaborando de esa manera. También hubieron negocios de cros simpatizantes que funcionaron como buzones.

Comenzando el tramo final que pertenece a Carlos Pellegrini, dice:  y de guita? Otra respuesta negativa con mi carterita. En esa época la dirección bajó la orden de dejar de usar las antiguas ropas típicas de militantes, (jeans, zapatillas, camperas verde oliva, barba, etc.) y vestirnos más formales, con saco, o traje, el pelo corto. Las mujeres de manera "elegante", zapatos de taco alto, cartera, pintarse, etc. algo que nunca había pasado en las filas del P. más bien todo lo contrario. Debíamos dar una imagen muy diferente, casi opuesta a la que se tenía establecida desde siempre, en un intento más de desconcertar y confundir al enemigo.

Ana estaba vestida de acuerdo a las nuevas directivas, era bajita y le digo "creciste" aludiendo en forma distendida a los zapatos un poco altos. No me respondió, faltaban pocos metros para llegar a la vereda de C. Pellegrini, donde los dos sabíamos de manera implícita que nos separaríamos.

Me dice: Adentro de este clarín voy a colocar un billete, seguime muy cerca y recogé el diario apenas lo deje. Como imaginando mi duda, me dice: yo me aclaro bien.Ya en Carlos Pellegrini, apenas comienza la vereda hay una entrada de una galería subterránea, que atraviesa la 9 de julio.  Pasaje con  pequeños locales y conexión para el subte. La escalera es semejante a las entradas del subte que hay por la zona.

Desciende con paso rápido.  Faltando 3-4 escalones para terminar y entrar al pasaje subterráneo, al tiempo que vuelve su cabeza, para asegurarse que yo veo lo que hace y no sea tan evidente para algún otro curioso, en un único movimiento pasa el diario cerca de su rostro como dándole un beso imaginario y es la única vez que me mira y nos miramos a los ojos y coloca el diario entre las rejas que forman la varanda lateral de la escalera, y ya sin volverse apura más el paso, dobla a la derecha para entrar y desaparecer en ese túnel que atraviesa bajo tierra la Avenida más ancha del mundo.

Nunca percibí en que momento colocó el dinero bien en el centro del diario para que no se cayera tan facilmente. Recuerdo que era un billete colorado o color ladrillo, 10.000 o un millón viejos, creo. Era bastante dinero para un solo billete, pude pagar un mes de una pensión, y me sobró un resto durante varios días.


Con Ana militamos desde inicio del 74 estando yo en Tucumán, ella era la responsable de la actividad. Residía en Bs. As. y viajaba constantemente a Tucumán, y otras regionales del NOA para organizar la actividad, era un Servicio del ERP que dependía directamente de la dirección nacional, llamado Ejército Enemigo en sus inicios, luego se conoció como Proselitismo Militar (P.M.), siendo Francisco (J. M.Carrizo) el responsable nacional, quien llegó a ser Comandante.

Soy clase 1954 y haría el servicio militar en 1975, por eso estaba en ese frente. Trabajábamos politicamente atendiendo a los soldados, miembros del P, simpatizantes, contactos, etc. Mi plan de futuro colimba se frustra cuando hacia fines del 74 debo pasar a la clandestinidad, aunque continúo militando en dicha actividad.

Durante 1975 me radico en Buenos Aires, un año de una actividad muy intensa en P.M. compartí mucho con Ana.

Conocí su nombre legal hace un par de años, en un programa de tv donde su hermano era el invitado y vi su foto.

Recién entonces conocí otros detalles de su vida, había sido pareja de Julio César Provenzano, un cro haciendo el Servicio militar, que muere al manipular una bomba que explota en el edificio Libertad, de la marina. Cae presa y es liberada de Devoto, cuando el pueblo exige y "libera" todos los presos políticos el 25 de mayo de 1973.

El trabajo político que hacíamos con los soldados, incluía un boletín que llevaba el nombre del cro Provenzano. Ana desapareció el 4 de noviembre de 1977.

                           
                             

"HACIA EL SUR"    de   JUAN GELMAN


   

Hacia el sur

Te amo señora/ como el sur/

una mañana sube de tus pechos/

toco tus pechos y toco una mañana del sur/

una mañana como dos fragancias

de la fragancia de una nace la otra/

o sea tus pechos como dos alegrías/

de una alegría vuelven los compañeros muertos/

en el sur/

establecen su dura claridad/

de la otra vuelven al sur/ vivos por/

la alegría que sube de vos/

la mañana que das como almitas volando/

almando el aire con vos/

te amo porque sos mi casa y los compañeros/

pueden venir/

sostienen el cielo del sur/

abren los brazos para soltar el sur/

de un lado les caen furias/ del otro/

trepan sus niños/ abren la ventana/

para que entren los caballos del mundo/

el caballo encendido de sur/

el caballo del deleite de vos/

la tibieza de vos/ mujer que existís/

para que exista el amor en algún lado/

los compañeros brillan en las ventanas del sur/

sur que brilla como tu corazón/

gira como astros/ como compañeros/

no hacés más que subir/

cuando alzás las manso al cielo/

le das salud o luz como tu vientre/

tu vientre escribe cartas al sol/

en las paredes de la sombra escribe/

escribe para un hombre que se arranca los huesos/

escribe la palabra libertad/