04 abril, 2015

BILLIE HOLIDAY - "STRANGE FRUIT"


Coloco este tema a propósito, porque una vez, justamente estando en un cine
con la gorda,Georgina Simerman, pasan antes de la película, 
unos documentarios, común en la época,con una nota sobre Billie Holiday 
y los años de la discriminación brutal en los Estados
Unidos, y como esta canción había sido una manera de
resistir que ella había elegido.

Los dos quedamos conmovidos por la historia y después conseguimos el tema,
hicimos la traducción, etc. y a partir de allí no quedamos indiferentes 
ante la vida y la música de B.Holiday.

GEORGINA S. SIMERMAN DE HERRERA "LA GORDA"


                         


                       LA SONRISA PERDIDA-

"Me he vuelto a reencontrar con miles de SONRISAS en los rostros luminosos de los HIJOS e HIJAS de mis compañeros y compañeras."


Hacía unas pocas semanas que me encontraba otra vez en Buenos Aires, casi totalmente recuperado, de una fiebre tifoidea que contraje durante mi corto pasaje por el monte tucumano. Los hospitales tucumanos eran controlados rigurosamente por los militares.

Pacientes jóvenes que llegaban con dolencias intestinales, y particularmente los que exhibían en el rostro, brazos y/o manos, marcas o heridas provocadas por picadas de insectos (algo muy común en la mayoría de los compañeros que pasaban por la Compañía de Monte), eran considerados y tratados como altamente sospechosos.

Un médico particular conocido comenzó el tratamiento, hasta que al cabo de un par de semanas estuve en condiciones de viajar a Buenos Aires para concluir el tratamiento, y recuperarme totalmente.

Era verano y serían los últimos días de 1975 o talvez el comienzo del 76. Me instalé nuevamente en la casona del Bajo Belgrano. Mi madre que vivía en Tucumán, aprovechando el verano y las vacaciones, y también preocupada con mi salud, viajó a la Capital y convivimos en la casona algunos meses. Durante ese tiempo tuvo la oportunidad de conocer a varios compañeros/as, y convivir también con algunos de ellos, creando lazos de afecto que valoró y recordó hasta el fin de sus días.

Una tarde de ese verano veo aparecer en la casa a Silvia (Beatriz Sarti) que era mi responsable, a medida que se aproximaba su sonrisa característica cubría todo su rostro. Venía con otra compañera y dos niños pequeños.


Me presentan a la nueva compañera y sus hijos, que acababan de llegar a Buenos Aires desde otra regional. Era GEORGINA SERGIA SIMERMAN, "Hilda" o "la gorda" como era conocida por la mayoría de los compañeros y a veces como "la colorada".

Me cuentan lo que había pasado con su compañero, o lo que se sabía por entonces. Lo habían matado hacía menos de 3 meses en Tucumán. Su nombre era ABEL HERRERA, militante de temple reconocido por el Partido, así como lo fue su hermano* y su hermana.*


Abel Herrera


*CLAUDIO DANIEL HERRERA, secuestrado el 20 de abril de 1976 - *LEONOR INES HERRERA, miembro del Comité Central del PRT y secuestrada el 29 de marzo de 1976 junto a su compañero JUAN SANTIAGO MANGINI, el Capitán Pepe, también miembro de la dirección nacional del Partido.


Si bien las caídas y muertes de compañeros eran cada vez más frecuentes, la situación de la nueva compañera me impactó. Con dos hijos pequeños, acababa de perder a su compañero; pero su rostro, su cuerpo, toda su gestualidad expresaba vitalidad, luminosidad que yo asociaba a una gran fortaleza.

Me miraba y sonreía y pronto nos encontramos hablando de varias cosas y lugares conocidos por los que habíamos transitado. Además del Tucumán común, pronto aparecieron otros puntos, como el paso por la Facultad de Medicina, y varios compañeros de militancia y de la facultad que conocíamos, a pesar de nunca habernos cruzado nosotros.

Raúl el mayor de los niños con 20-21 meses, observaba todo con inmensos ojos. Esteban de apenas 2 o 3 meses, con su cabello ondulado miraba y sonreía. Parecía disfrutar del movimiento pegado al pecho de su madre, en ese tipo de mochila para cargar bebés, tan prácticos que al poco tiempo yo también disfrutaba de cargar.

Estábamos reunidos los cinco en un cuarto. Decidimos tomar unos mates y vamos para la cocina. La gorda cambiaba pañales en un cuartito cercano, cuando mi madre que había estado durmiendo su siesta aparece allí y comienza a ayudarla de manera natural en ese primer encuentro . Las dos mujeres tucumanas parecían no precisar formalidad alguna y hablan como si fueran viejas conocidas.

Unos minutos después aparecen en la cocina cargando cada una un niño, y continúan hablando de pañales y alimentación de los niños, etc. todo naturalmente. A partir de ese día ese vínculo fue mutuo entre ellas. La gorda, recién llegada, vivía temporariamente en otra/s casa/s.

Venía a la casona de Belgrano, que le habíamos destabicado desde el comienzo, a las reuniones del equipo, y también de manera especial a visitar a mi vieja y en esas visitas hablaban horas. Se había establecido una química muy fluida entre ellas. Cuando no tenía otras actividades, la gorda y los chicos se quedaban un par de días.

Mi vieja era otra, y parecía que también la gorda disfrutaba mucho los momentos compartidos. El tema de los niños era el principal, la comida, ir al mercado, improvisaban ropas para los chicos, etc. Basicamente era un clima relajado de un encuentro que se dio en el momento y también lugar justo.

La gorda con su compañero habían militado y tenían mucha experiencia en Propaganda y las diferentes actividades de la misma. Así que la gorda continúa en el frente de Propaganda nacional, al que yo había pasado poco tiempo antes, y con el Negro (Julio Liano) y Cacho (Carlos Lavergne) formamos un equipo, siendo Silvia nuestra responsable.

Yo me encargaría de la distribución a los diferentes servicios del ERP y ellos de otra actividad (impresión) que tomaría cuerpo poco tiempo después, ya que varias tareas previas eran necesarias para tener todo funcionando.

Varias veces aceptábamos de muy buen gusto la predisposición de mi vieja o alguna compañera para quedarse por las noches con los niños, mientras aprovechábamos con la gorda para salidas al cine, algo que disfrutábamos mucho, o ir a una pizzería o simplemente escucharnos.

La militancia cobraba intensidad, la vida militante como un todo del que hacían parte momentos relajados, divertidos, etc. Recuerdo que el Partido había recomendado una película que se exhibía en unos pocos cines durante un par de semanas llamada en español "Siete hombres al amanecer" y mostraba la conspiración de la resistencia checa para ejecutar a Reinhard Heydrich, el genocida nazi mandamás de toda la región checa, durante la segunda guerra mundial.


Fuimos a un cine por Chacarita y éramos poquísimas personas en todo el cine. Extrañamente el film había pasado la censura, aunque tenía un contenido antifascista y revolucionario fuerte. Recuerdo que nos movilizó mucho, porque los tiempos que ya se vivían en el país y aquellos de la Praga de comienzo de los 40 no eran tan diferentes. El miedo, el terror y la muerte estaban muy presentes.


Recuerdo que hablamos la noche entera, sacudidos por la película. Hablábamos e indagábamos los planes del otro para cuando triunfara la Revolución. E imaginábamos nuestras vidas y la de nuestros hijos en un futuro de justicia, en tiempos más calmos,  una época de plena Libertad.

Esto último que hoy puede sonar muy descabellado y hasta algo infantil, no lo era en absoluto para nosotros. Encarábamos ese futuro con una seriedad total y una convicción poderosísima. No podíamos imaginar que no fuera así, ni nos asaltaban otras ideas que nos alejaran de ese camino, que ya era un modelo de vida.

Imperaba un clima de camaradería entre los compañeros. La solidaridad y la alegría eran manifestaciones totalmente espontáneas y auténticas, como se dan las vivencias cuando tenemos veinte años, contrastando al mismo tiempo con la seriedad con que encarábamos las responsabilidades, con la seguridad y la firmeza de las convicciones.

Esto hacía que existiera una confianza extrema y total entre los compañeros. Podíamos encontrar por primera vez a un cro/a, y era suficiente saber que era un cro/a del Partido para que se estableciera esa relación que cuesta explicar.

Eramos capaces, y muchos compañeros/as así lo hicieron, al menos al momento de suceder los hechos, de querer y dejar que nuestros hijos, si nos tocaba caer, continuaran su crianza y educación con los compañeros en lugar de nuestras familias. No teníamos la menor duda que así debía ser, y era así como con toda honestidad lo sentíamos.

Talvez sea esto, no fácil de comprender en estos tiempos. Eran formas, otras formas de vivir y convivir, de sentimientos entre los compañeros, maneras que aprendíamos juntos, naturalmente, en esa vida militante, ya que tampoco concebíamos que se pudiera separar la actividad militante de todo el resto de nuestras vidas. Militancia eran las 24 horas, era la vida, fue nuestra vida.

Palabras como solidaridad, entrega, compromiso, convicciones; cumplían su cometido en toda su acepción en nuestras vidas.

Y eso caló muy hondo, creo, en la gran mayoría de nosotros, aprendimos a afinar nuestras sensibilidades, el ojo, la mente y el corazón ante las dificultades de los menos favorecidos. Y si todo eso fue verdadero, ya no podremos despojarnos de lo que aprendimos colectivamente y allí donde nos volvamos a cruzar, a encontrar, siempre estaremos con un compañero o compañera que ha integrado las filas del PRT-ERP.

Así como tampoco olvidaremos los miles de compañeros y compañeras, que con encomiable generosidad no vacilaron en ir hasta el final entregando sus vidas y tanta juventud. Y no fueron unos pocos. Fueron miles de jóvenes vidas truncadas. Y esto provoca inmenso dolor.

La historia y la experiencia del PRT-ERP, fue uno de los mayores y más serios intentos en disputarle el poder a las clases dominantes, que pálidas de susto se vieron realmente amenazadas.

Otra generación recogerá esa historia y la pulirá y si no es esa, será otra, pero las causas justas terminan triunfando.


Así transcurriría ese año 1976, dando inicio a una de las etapas más oscuras y dolorosas para la militancia revolucionaria particularmente y para el pueblo argentino de manera general. Golpes cada vez más certeros a la organización mientras cada amanecer se llevaba compañeros y extirpaba más y más las sonrisas de nuestros rostros.

El presentimiento de la noche que se acercaba con pasos desgarradores, nos preparaba intimamente para lo que no terminábamos de aceptar como inevitable. Fue necesario bucear profundo en la soledad que aquél terror provocaba, buscando desesperadamente una mano, mirada o caricia que nos hiciera emerger nuevamente.


GEORGINA SIMERMAN DE HERRERA, "la gorda", fue secuestrada el 12/mayo/1977 en la casa donde funcionó la última imprenta del PRT-ERP en la localidad de Cortínez, Pcia. de Bs. As. y continúa desaparecida. También ese día allí secuestran a Julio Liano, Carlos Lavergne y Raquel Rina Menna.


Sobre la casona del Bajo Belgrano: Varios compañeros conocieron la casa. Algunos vivieron en determinadas épocas, otros nos visitaban. Cito algunos: Adriana Spaccavento, Beatriz Sarti, Osvaldo Paulín y su cra. Graciela Devalis y también Georgina. Todos conocieron perfectamente la ubicación de la casa y todos han dado muestras de una fortaleza ideológica digna de las mejores tradiciones con las que nuestro Partido nos forjó. Esa casa sobrevivió y jamás tuvo algún problema de seguridad.



02 abril, 2015

"LOS HILOS DE LA TRAMA" de JUAN GONZALEZ



Poema del escritor tucumano Juan González, en homenaje y recuerdo de su hijo Hernán Eugenio González, hermano del alma y compañero de caminos, secuestrado el 17 de septiembre de 1976 en San Miguel de Tucumán, Argentina.