15 agosto, 2015

MASACRE DE CAPILLA DEL ROSARIO - 10-12 de AGOSTO de 1974

Trechos tomados de elortiba.org del artículo escrito por Daniel Benjamín Saseta 


Todo empezó el 9 de agosto 1974, cuando medio centenar de integrantes del ERP y del Partido Revolucionario de los Trabajadores iniciaron una temeraria operación armada que consistía en robar de los cuarteles del Regimiento 17 de Infantería Aerotransportada de Catamarca pertrechos de guerra. 

La operación se llevaría a cabo en forma simultánea con otra similar en la fábrica de pólvora de Villa María, Córdoba, que a diferencia de la intentona local tuvo relativo éxito y no terminó en desastre.

El grupo había partido del campamento base “La Horqueta”, de la compañía de monte “
Ramón Rosa Jimenez”, en plena selva tucumana. Eran 47 jóvenes que no superaban los 30 años y estaban bajo el mando del santiagueño Hugo Alfredo Irurzún, cuyo nombre de guerra era “Capitán Santiago”.

La misión del llamado “intento de copamiento” consistía en ingresar sorpresivamente a la base militar que contaba con una dotación de soldados que superaba el medio millar. El plan iba a contrapelo de lo que indicaban los reglamentos de la guerrilla que dictaban los movimientos del ERP, una idea que estaba destinada al fracaso total y absoluto.


La intentona

El grupo llegó a Catamarca a bordo de un ómnibus Mercedes Benz alquilado y en las proximidades de Banda de Varela el chofer fue reducido. Allí debía hacer contacto con una camioneta Chevrolet y un camión frutero en el que viajaba oculto el armamento para llevar a cabo la operación. Éste incluía fusiles FAL, escopetas Itaca y pistolas ametralladoras PAM.

En el lugar escogido para hacer base los guerrilleros comenzaron a cambiar sus ropas y en esos momentos fueron observados por dos jóvenes que pasaban circunstancialmente en bicicleta. Los saludaron y siguieron su camino. Y cometieron el primero error: dejaron ir a quienes los delatarían ante la policía minutos después.

Policías pertenecientes a la Dirección de Investigaciones y de la comisaría Tercera se trasladaron hasta el lugar a observar qué pasaba y entonces se produjo el primer enfrentamiento armado, que dejó un saldo de dos guerrilleros muertos y varios policías heridos.

El plan para robar las armas había comenzado a desandar el camino del fracaso. El repliegue fue inmediato y desordenado, en tres grupos que correrían distinta suerte. Irurzún y varios de guerrilleros emprendieron la huída por la ruta provincial Nº 1. En el camino despojaron de sus automóviles a una mujer y a un cura y en ellos llegaron hasta la base “La Horqueta”, en la selva del sur tucumano.

Otros guerrilleros se dispersaron y trataron de salir de la provincia por distintos medios. La mayoría, trece en total, fueron aprehendidos en la Terminal de ómnibus y en otros sectores del Valle Central. 

Siete años después serían sometidos a juicio, en un proceso judicial que como todos los llevados a cabo durante la dictadura militar vulneró el derecho de defensa en juicio: los condenados ni siquiera vieron la cara del juez que los condenó ni se les informó de qué estaban acusados. Sólo se les hizo saber que habían sido condenados.

Muerte en el cañadón

La tercera fracción del grupo que intentó la operación militar, entre 16 y 18 guerrilleros, quedaron al mando de Antonio del Carmen “Negrito” Fernández, un integrante del buró político del ERP-PRT cuya participación en una operación armada sería objeto de una severa autocrítica en el seno de la agrupación política de izquierda.

El reducido grupo quedó aislado en las lomadas adyacentes a la Capilla del Rosario. En un acto de ingenuidad, dos de sus integrantes bajaron hacia San José de Piedra Blanca a comprar pan y fueron detenidos y obligados mediante torturas a informar el lugar en el que se encontraban sus compañeros.

Cuando la policía se acercó a las proximidades de la Capilla del Rosario el oficial de policía Ramón Acevedo, que guiaba a las fuerzas de seguridad porque conocía la zona, cayó muerto de un balazo disparado por los miembros del ERP.

La muerte del policía Acevedo se transformó en la excusa ideal para tomar represalias desmedidas. En Catamarca confluyeron efectivos del RI 17 y del Tercer Cuerpo de Ejército con sus helicópteros y armamento sofisticado para la época. También participaron del ataque al grupo insurgente policías locales y de la Federal.

Los diarios de la época informaron sobre la refriega armada: 16 guerrilleros habían sido abatidos por el Ejército y otros tantos se encontraban detenidos. Entonces no se indagó cómo ocurrieron los hechos. Los vencedores fueron tratados como héroes de la Nación e incluso recibieron las felicitaciones de la entonces presidenta Isabelita. 

Sin embargo, a partir de ese momento, sobrevoló el fantasma de la masacre. Las heridas que presentaban los guerrilleros fallecidos denotaban que habían sido masacrados. En los protocolos de autopsia confeccionados en aquella época tres médicos forenses indicaron claramente las lesiones que presentaba cada uno de los cadáveres: todas eran sugestivamente realizadas con armas de fuego en zonas frontales o vitales, a corta distancia e incluso varias en los miembros superiores, un claro indicador de que las víctimas habían intentado cubrirse con sus manos y brazos, protegerse ya inermes de una ejecución. 


Justicia, después de 37 años

18 de marzo de 2011. La Justicia dictó prisión preventiva para tres represores

La Justicia Federal de Catamarca dictó la prisión preventiva para Jorge Acosta, Mario Nakagama y Carlos Eduardo Carrizo Salvadores acusados por el fusilamiento de 16 integrantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), en el marco de la causa que los investiga como gestores de la denominada "Masacre de Capilla del Rosario", ocurrida en agosto de 1974.

La decisión fue firmada por el juez federal catamarqueño Ricardo Moreno, luego de que los represores fueran indagados, acusados del delito de "homicidio doblemente calificado por alevosía y por ser cometido como integrante de una fuerza de seguridad".

El fallo señala que Nakagama "cumplía funciones de grado de subteniente y jefe de la Sección Morteros Pesados en el Regimiento Aerotransportado 17 de Catamarca y realizó acciones necesarias a los fines que se produzca el resultado buscado, que no era otro que el aniquilamiento de los miembros del ERP".

Además, según el texto, de acuerdo con el "cuadro probatorio le cabe al imputado Carrizo Salvadores, responsabilidad penal en las secuencias que concluyeron con la muerte de los miembros del ERP señalados, que fueron ultimados cuando ya se encontraban rendidos ante las fuerzas militares".

"De los testimonios recogidos surge más que evidente que Nakagama cumplió un rol preponderante dando la seguridad al Coronel Cubas para que pueda impartir las órdenes de aniquilamiento", agrega la resolución dada a conocer por la agencia oficial.

En cuanto a Acosta, que al momento de los hechos era parte del Regimiento de Infantería 17 y estaba a cargo de parte de la compañía "B" de tiradores, "habría producido el fusilamiento de los insurgentes". En este sentido, se determinó que Acosta realizó "acciones necesarias a los fines de que se produzca el resultado buscado cuando los miembros del ERP, se encontraban en el monte, fueron rodeados por las fuerzas de seguridad y pese a rendirse, fueron fusilados con armas, según pruebas conlcuyentes".


Los fusilados:

Rutilio Betancourt Roth
Luis Billinger
Hugo Cacciavillani
Antonio "Negrito" Fernández
Carlos Gutiérrez
Crescencio Ibañes
Roberto Jérez
Juan Carlos Lescano
Mario Lescano
Luis López
José María Molina
Héctor Moreno

Alberto Rosales
Norberto Carlos Rufino
Raúl Sainz
Francisco Scocimarro








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